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Padre Francisco García, sacerdote capuchino, un hombre extraordinario, lleno de amor y compasión por los demás, sueña con crear un lugar para que los ancianos adjunteños necesitados puedan pasar su vejez en un hogar recibiendo amor y protección.
Historia
En sus inicios, Padre Francisco atendía en un salón parroquial de la Iglesia de Adjuntas, a
todo aquel que necesitara un plato de comida, aseo, ropa y sobre todo, amor y respeto.
Luego de numerosas gestiones y la ayuda de individuos en su carácter personal,
comerciantes y organizaciones del pueblo, el municipio cede un predio de terreno, y es aquí
donde se construye la actual estructura.
El 8 de agosto de 1987, Padre Francisco hace su sueño realidad: funda el Hogar y abre sus
puertas a todos los adjunteños necesitados para ofrecerles calidad de vida en su vejez.
El nombre seleccionado por Padre Francisco, La Misericordia, refleja fielmente el
apostolado que él quiso dejar como legado: el trato compasivo y amoroso que debe recibir
cualquier ser humano, mas allá de sus méritos, y la tranquilidad que esto brinda a sus
familiares más cercanos.